El tratamiento térmico es un paso importante en el proceso de forjar espadas de acero. Se usa para fortalecer la hoja y aumentar su índice de dureza. En este artículo, te hablamos del temple de la espada y las claves para el tratamiento térmico.
Qué es el acero y por qué hay que endurecerlo
Para comprender mejor la importancia del tratamiento térmico en la fabricación de espadas de acero, es necesario conocer la composición del acero. Este metal es una combinación de hierro y carbono. Cuando se mezcla en la proporción correcta, crea una aleación que puede endurecerse. Sin embargo, el acero en bruto es blando debido a la distribución desigual de estas moléculas de carbono. Para resolver este problema, los herreros calientan el acero para que las moléculas de carbono se distribuyan de manera más uniforme por la hoja.
Temple de la espada: tratamiento térmico tradicional
El método exacto para el tratamiento térmico de las espadas de acero varía según muchos factores, incluido el tipo específico de acero, la espada y las herramientas que se utilizan. Sin embargo, generalmente implica calentar el metal hasta que pierde sus propiedades magnéticas para después enfriarlo, ya sea usando agua, aceite o exponiéndolo al aire.
Tras este primer paso, el herrero debe calentar la hoja a aproximadamente 230 grados, después de lo cual puede templarla para reducir la fragilidad y mejorar su durabilidad. Este paso es crítico, ya que el acero recién tratado térmicamente se rompe fácilmente debido a la tensión. De todas formas, el herrero puede recalentar la hoja entre 175 y 750 grados, dependiendo del muchos factores.
Temple de la espada: tratamiento térmico diferencial
El tratamiento térmico diferencial es otra forma común que usan los herreros para calentar las hojas de acero muy extendida en Japón.
Mientras que en Europa se da un tratamiento térmico enfriando toda la hoja en agua o aceite, los herreros japoneses aplican capas de arcilla a la hoja antes de calentarla. La arcilla crea una barrera sobre la propia hoja, lo que permite que el metal se enfríe rápidamente para obtener la máxima dureza en el borde. El herrero aplica una capa más gruesa de arcilla al resto de la hoja (excepto en el borde), lo que permite que se enfríe más lentamente. El resultado final es un acero más blando pero más resistente que puede soportar altos niveles de tensión sin romperse.
Los herreros japoneses prefieren el tratamiento térmico diferencial porque muchas de sus espadas tienen un solo filo. Este método aprovecha el poder de este diseño al fortalecer el borde no cortante de la espada para que refuerce el borde cortante en el sitio opuesto. Históricamente, los herreros europeos han evitado el uso de arcilla en sus métodos de tratamiento térmico, enfriando la hoja con agua o aceite.