Esparta fue una de las más famosas polis de la Antigua Grecia. Por el año 650 a.C, Esparta ya era considerada una potencia militar y, gracias a ello, fue una de las ciudades que lideraron a los aliados griegos durante las famosas Guerras Médicas contra los persas durante el siglo V a.C, donde tendría lugar la famosa batalla de las Termópilas. Todo ello hacía que los guerreros de Esparta fueran auténticos maestros en el combate cuerpo a cuerpo y era necesario el uso de espadas y armas.
La espada espartana es más corta que las normales y fue utilizada por los lacedemonios y por los ejércitos espartiatas. La primera referencia de la que tenemos constancia se remonta al siglo IV a.C en ‘Moralia (Obras morales y de costumbres)’ de Plutarco.
En estos escritos se cita una sentencia de Antálcidas, en la cual le responde a un hombre el por qué de la escasa longitud de las espadas lacedemónicas.
El principal arma de los guerreros espartanos u hoplita era la lanza, la cual se lanzaba previo al combate cuerpo a cuerpo. Se ponían todos en fila y las tres primeras lanzaban sus largas lanzas para atacar todos los ángulos en los que se encontraban sus enemigos.
Pero estas lanzas tenían un grave problema y es que, en muchas ocasiones se rompían durante el combate. Era entonces cuando comenzaban a luchar con las espadas espartanas en el combate a corta distancia. Estas espadas colgaban de un tahalí, una especie de tirante que cruza el pecho y la espalda desde el hombro hasta el lado opuesto de la cintura. De esta forma, los guerreros podían agarrar la espada por la vaina con su mano izquierda de una forma rápida cuando su lanza se rompía.
Entre las armas más usadas por los guerreros de Esparta destacan el casco espartano de bronce y estilo Corintio para proteger gran parte de su cabeza. Algunos de ellos llevaban una cesta en la parte superior.
Los guerreros de Esparta también solían portar un escudo u holón de tablas de madera, cóncavo y redondo que estaba cubierto de una fina capa de bronce para hacerlo más fuerte y que servía de adorno. Gracias a este escudo, los guerreros estaban cubiertos y protegidos del enemigo.
Otra de las armas más destacadas de los guerreros de Esparta eran las grebas de bronce que cubrían sus piernas por debajo de las rodillas. Además, también solían llevar una coraza fabricada con varias capas de lino endurecido, reforzado con placas de bronce resistentes a los golpes.
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