Puñales y dagas
Los puñales son armas blancas muy parecidos al cuchillo, pero con un tamaño reducido (entre 20 y 30 centímetros). Su hoja no corta (solo se puede herir con la punta) y cuyo uso ha quedado documentado a lo largo de la historia como arma defensiva por parte de soldados, desde la Antigüedad, hasta la actualidad.
Puñal
Los puñales son armas blancas muy parecidas al cuchillo, pero con un tamaño reducido (entre 20 y 30 centímetros según el modelo). Su hoja no corta, solo se puede herir con la punta y su uso ha quedado documentado a lo largo de la historia como arma defensiva por parte de soldados.
Daga
La daga es un arma blanca, corta, de lámina aplanada y remate agudo. Suele poseer doble filo al menos hacia la punta, así como guarda para proteger el puño. Se la utilizaba como arma secundaria, que complementaba a la espada. También solían llevarlas las mujeres a modo de protección.
Es un arma que evolucionó con el tiempo, hubo dagas de tres y cuatro filos. A mediados del siglo XV se le añadieron en la empuñadura dos recios gavilanes encorvados hacia abajo para aprisionar la hoja del adversario y poder en ocasiones romperla.
Tiempo después, hacia el siglo XV y XVI, por influjo de Oriente, las llamadas dagas de orejas, que entraron en Europa a través de los nazaríes en el periodo que estuvieron en la península Ibérica, tenían pequeños orificios destinados a impregnarse de sustancias tóxicas o venenos, a fin de debilitar o matar al adversario con un único corte de la daga.
Diferencias entre el puñal y la daga
Aunque parezcan dos armas blancas muy similares, hay ciertas diferencias entre el puñal y la daga
Tamaño: La daga es más larga que el puñal y más corta que una espada (dos tercios más corta que esta última)
Hoja: Por norma general, el puñal solo hiere a través de la punta, mientras que la daga cuenta con varios lados afilados con los que producir cortes.
Evolución: Mientras que los puñales evolucionaron a lo largo de la historia solo de manera visual, decorativa, las dagas fueron incorporando formas de hacerse más letales, como la capacidad de añadir toxinas a sus hojas.