China es otra de las civilizaciones donde el uso de la espada adquiere una dimensión propia e independiente a occidente. De hecho, una de las espadas más conocidas de la historia es la Espada de Goujian que, aunque cuenta con más de 2500 años, conserva un estado impoluto.
Para conocer el origen de los sables o espadas chinas, hay que tener en cuenta que las primeras referencias están relacionadas con los Míticos Emperadores de China, por lo que la información se encuentra se mueve entre la historia y la leyenda. En el libro ‘Ku Shin Kao’ se atribuye el origen del Dao a Sui Jen Shih, el segundo de los Emperadores Míticos, creando un ejemplar de oro. Otras obras sitúan su origen en emperadores diferentes, como en ‘Erh i Shih Lu’, que la atribuye a Huang Ti en el tercer milenio a.C.
Entre otras muchas técnicas, la metalurgia estaba mucho más desarrollada que en occidente. Como ejemplo, en el siglo XVII a.C. ya eran capaces de realizar forjas laminadas y bimetálicas (hierro y bronce), además de recubrir las hojas con antioxidantes. Eso sí, el dominio del hierro y el bronce hicieron que se retrasara el descubrimiento y la aplicación del acero.
En el siglo XVII a.C. las espadas de bronce eran usadas por príncipes y reyes para forjar alianzas. La técnica se desarrolló mucho en esa época, sobre todo en los feudos de Yueh y Wu, donde tal era la calidad que algunos forzadores pasaron a los libros de historia, como Ou Yieh Tze, Kan Chiang y Mo Hsieh.
Hay que contextualizar que, en la cultura china, las armas y las técnicas de mano son usadas conjuntamente en las artes marciales. Su manejo es inseparable de las técnicas de boxeo. Esto se basa en que las armas se ven como continuación del brazo del que la porta: el arma solo se puede emplear si se tiene conocimientos -al menos básicos- de boxeo.
Pero el tipo de espada más conocido de esta civilización oriental es el dao, -traducido como sable o espada china-. Se trata de un sable de un solo filo que, dependiendo de su variante, puede ensancharse en el tercio más alejado de la guardia. Este arma, que es la precursora de la famosa katana japonesa, tenía como principal función propinar tajos, aunque hay mucha documentación que sugiere que ese último tercio más ancho también tenía el objetivo de propinar estocadas. Como sucede con muchas de las invenciones chinas, es mucho anterior a las occidentales, situándose los primeros ejemplares en la Edad de Bronce y manteniéndose su uso en la actualidad. De hecho, se siguen usando en la práctica del tau-chi o del kung-fu.
Debido a que su morfología ha ido variando a lo largo de la historia (su punta, su curva, la guarda e incluso la empuñadura), la palabra dao, como sucede con la cimitarra, se ha extendido para referirse a cualquier sable o espada de hoja curva de origen chino o mongol, aplicándose hoy en día a hasta 18 variaciones.
Las diferencias abismales en la historia, las técnicas usadas y el proceso de desarrollo de las técnicas hacen de las espadas chinas una parada obligada en el descubrimiento de este tipo de armas.