Los puñales son armas blancas muy parecidos al cuchillo, pero con un tamaño reducido (entre 20 y 30 centímetros). Su hoja no corta (solo se puede herir con la punta) y cuyo uso ha quedado documentado a lo largo de la historia como arma defensiva por parte de soldados, desde la Antigüedad, hasta la actualidad.
Entre los tipos de puñales más conocidos, destacan:
- La bayoneta: es un puñal que se coloca en la boca de un fusil para darle a este utilidad en el combate cuerpo a cuerpo. Fue muy popular entre los siglos XVII y XIX.
- La almarada: de origen árabe. Este tipo se caracteriza por tener tres aristas. Suelen ser de acero y con un mango de madera.
- La gumía: puñal de origen árabe y que puede estar hecho de diversos materiales, desde marfil a hueso de camello.
- El pugno: era ampliamente usado por los romanos durante la República. Fue adoptado de los pueblos hispanos.
Pero si hay un tipo de puñal que destaca sobre el resto, son las dagas. Son ligeramente más largas, pero sin llegar a considerarse una espada. Los primeros ejemplos de dagas los encontramos en el tercer milenio a.C. en la Edad del Bronce. En aquella época, los materiales de los que estaban compuestos eran huesos, marfil o sílex. A lo largo de la historia ha ido adquiriendo protagonismo en distintas culturas. Destacamos dos tipos:
- El estilete (o daga misericordia): se trata de un puñal de dimensiones reducidas y con una hoja muy aguda. Es de origen italiano.
- La daga de vela: variante española cuyo uso se extendió en el siglo XVII porque en la esgrima se empezó a combatir a dos manos. En la mano en la que no se empuñaba la espada, se portaba esta daga de vela -o daga de mano izquierda-. Esta tenía varias funcionalidades: bloquear el golpe del adversario, romper la punta de la espada del adversario o directamente herir a corta distancia. Además, los gavilanes de gran longitud que incorporaban algunos ejemplares se usaban para atrapar la hoja de la espada del contrincante. Estas dagas siempre iban a juego con la espada a la que complementaban.