El verdadero auge de la espada toledana tuvo lugar en los siglos XV y XVI y concretamente en el siglo XVIII a raíz de la creación de La Real Fábrica de Armas de Toledo de la mano de Carlos III.
Nos encontramos en el año 1760 en la ciudad de Madrid. Carlos III es un rey preocupado por mantener todas las cosas buenas y positivas que se habían creado en nuestro país con anterioridad.
Tal como relata Félix del Valle y Díaz en su libro “La espada en Toledo”, durante esas fechas ya habían mejorado las condiciones higiénicas en el país, por lo que el rey volvió a preocuparse por la ya casi perdida industria espadera tan prestigiada. Debido a ello, a partir de ese momento comenzó a mostrar un profundo interés por conocer la fabricación de estas armas en las ciudades de Valencia, Zaragoza y, especialmente, dada su gran fama, también por la de Toledo.
Los inicios de la Real Fábrica de Armas de Toledo
Una vez que Carlos III había estudiado todos los informes solicitados, decidió restablecer de nuevo la tradición espadera toledana, desaparecida, según él, por falta de cuidados y atención. Aprovechando los conocimientos de espadas de los escasos descendientes de los gremios de armeros, el rey monta en Toledo la Real Fábrica de Armas de manera provisional.
Para poder llevar a cabo el proyecto, Carlos III mandó traer de Valencia al único espadero diestro que quedaba. Su nombre era Luis Calixto, tenía 70 años de edad y se uniría a los pocos maestros que se habían agrupado en la ciudad de Toledo.
D. Francisco Sabatini fue el elegido por el rey para elegir el terreno y comprar el espacio suficiente donde instalar, de forma definitiva, la fábrica en los alrededores de la ciudad de Toledo. La Real Fábrica de Armas se estableció en 1780 en las riberas del Tajo, el emplazamiento que hoy ocupa, y la completa terminación de las obras tuvo lugar en julio de 1783. Entre los siglos XIX y XX fue ampliándose con nuevos pabellones (hasta un total de sesenta) para la fabricación de gran cantidad de cartuchos.
Como era de esperar, muy pronto la Real Fábrica de Armas se convirtió en el objetivo de todos los asaltantes. Tanto es así que durante la Revolución Francesa sufrió dos grandes e importantes robos. Ya hacia el año 1840, comenzó su recuperación y empezaron a fabricar espadas de gran calidad. Además, a partir del año 1910 llegaron a trabajar más de 350 obreros que fabricaban en torno a 800.000 cartuchos diarios.
Aunque la fábrica tuvo momentos de gran esplendor, a medida que avanzaban los años, se fue quedando obsoleta. Uno de los grandes factores que desembocaron en ello fue la reducción de los obreros de manera paulatina hasta su cierre en el año 1996.
La Real Fábrica de Armas de Toledo hoy
A día de hoy, todavía se pueden visitar las instalaciones de la Real Fábrica de Armas de Toledo, convertida en Universidad en el año 1998 y, actualmente Campus de la Universidad de Castilla- La Mancha.
Toledo se considera la ciudad espadera por excelencia. Gracias al gran trabajo que han llevado a cabo antiguos maestros como Mariano Zamorano, la ciudad se ha convertido en uno de los puntos de interés más importantes de nuestro país.
En Mariano Zamorano contamos con una gran selección de espadas fabricadas artesanalmente. Solicita más información y hazte con alguna de nuestras grandes reliquias.